Los mosquitos son probablemente una de las plagas más peligrosas en cuanto a transmisión de enfermedades. Pertenecen al grupo de los dípteros (al igual que las moscas) y dentro de este grupo, a la familia de los culícidos. Contrariamente a lo que se piensa, únicamente las hembras pican y se alimentan de diversos mamíferos, incluido por supuesto el ser humano.
Se destaca además, que las hembras picadoras sólo se alimentan de sangre cuando se encuentran fecundadas, y la ingesta hematófaga corresponde a tan sólo el 3% de su alimentación aproximadamente. El resto de la dieta de los mosquitos (hembras y machos) está basada en los jugos vegetales de plantas, arbustos y árboles en general.
Siempre que sea aplicable, los procesos elegidos por ENTOLUX para el control de mosquitos se basan en medios biológicos, a saber:
Bacillus Thuringiensis
Se trata de un biolarvicida de baja toxicidad (Producto Clase D o III). Bacillus Thuringiensis es una bacteria que actúa exclusivamente sobre las larvas de las variedades principales de mosquitos (Aedes Culex, Anopheles Psorophora, Jejenes Simulium Prosimilium). Este producto se aplica sobre todos los espejos o puntos de acumulación de agua, que son los hábitats naturales de desarrollo de los mosquitos cuando éstos se encuentran en estado larval. Algunos de los medios más comunes tratados con Bacillus Thuringiensis son lagunas artificiales y naturales, charcos y zanjas, alcantarillas, bañados, plantas de tratamiento, hazard acuáticos en campos de golf, etcétera. Los medios de aplicación son por aspersión de gota fina, ultrabajo volumen (ULV) o coldfogging (niebla fría); cada medio dependerá del tipo de infestación a tratar.
Bioinsecticidas
Los bioinsecticidas son una tecnología innovadora para el control de mosquitos, basada generalmente en productos orgánicos, destinados al control inteligente de las distintas especies de dípteros culícidos. Estos biocidas combinan tres funciones, actuando como:
Bioinsecticida: termina con la vida de los mosquitos adultos a través del contacto en vuelo. Dado que los mosquitos son insectos de cuerpo blando, la impregnación del principio activo -cuyo componente es sulfuroso- representa una acción tóxica letal para estas especies, sin perjuicio alguno para el ser humano, animales y/o vegetación.
Biorepelente ambiental y humano: como se ha explicado anteriormente, el principal alimento de los mosquitos está basado en jugos saviales, provenientes de todo tipo de vegetación. El olor sulfuroso de algunos bioinsecticidas enmascara el olor natural proveniente de las plantas y disuade a los mosquitos a dejar el área tratada al no percibir los aromas que le proveen sustento alimentario. Según estudios realizados, se pudo comprobar que no es la transpiración el principal factor de atracción, sino el dióxido de carbono generado por los mamíferos en el proceso respiratorio. Los bioinsecticidas diseñados en esta dirección actúan por bloqueo e inhibiendo la capacidad de detección del dióxido de carbono, produciendo una repelencia natural.
Biolarvicida: algunos bioinsecticidas poseen una estructura molecular que permiten generar una fina película de textura aceitosa sobre las superficies acuáticas. Por su naturaleza orgánica, esta película no afecta los espejos de agua ni tampoco la fauna acuática, pero bloquea el paso del oxígeno necesario para que las larvas de mosquitos puedan sobrevivir, eliminándolas por asfixia.
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